Si es guitarrista debe saber como armar una lesión muscular.
Usted se preguntará: ¿para qué querría un guitarrista armarse una lesión?
Tenga en cuenta que una lesión bien armada y mal tratada puede obligarlo a interrumpir o abandonar su carrera temporal y hasta definitivamente. Y esto suele ser de suma utilidad para aquellos que deseen sacarse de encima (y sin culpa) una profesión que les resulta pesada, tediosa, sufrida y poco satisfactoria.
Para usted que siempre quiso ser economista, empresario o abogado y se dedicó a la guitarra nada más que para contradecir a su familia.
Para aquellos que ya decidieron no tener el talento necesario para seguir adelante.
Para los que prematuramente advirtieron que no podrán atravesar cierto techo.
Para los que consideran que la competencia es feroz y están auto-proféticamente destinados a perder.
Para todos los que por una u otra razón tienen ganas de cambiar de profesión, va dedicada esta pequeña guía.
Recuerde que su cuerpo es un Sistema. Imagínese a sí mismo como un complejo aparato que sino se usa adecuadamente, se descompone, se rompe, deja de funcionar como se esperaba y muchas veces hay que cambiarlo por otro. De esto último olvídese. La primera ventaja de esta empresa es que “no podemos cambiar nuestro cuerpo por otro, o sea que una vez arruinado …..el objetivo estará cumplido”.
Sabido esto, hay que ponerse en marcha para arruinar el sistema. Es conveniente que usted sepa que lograrlo no es “tarea de un día.” Se necesita de una férrea voluntad y una inquebrantable paciencia para llevar el plan adelante tomando en cuenta la mayor cantidad de variables posibles para no fracasar.
Hay que aprender a aguantar el dolor, hay que negar pertinazmente las incomodidades, hay que desoír las señales del cuerpo, hay que anular la percepción, en definitiva hay que dejar de escucharse y dejar de verse.
Es un largo camino hasta lograr anestesiarse y al menos que decida terminar de forma rápida y apretarse uno o dos dedos con la puerta, deberá seguir metódicamente ciertos pasos y durante un tiempo prolongado, para poder armar su lesión funcional.
¿Qué hacer con los síntomas que aparecen?
Ante cualquier incomodidad o molestia que sienta mientras toca la guitarra o luego de hacerlo, no importa la intensidad ni la frecuencia de la misma, ni tampoco que ésta se localice lejos de sus manos o brazos. En todos los casos, actúe de la siguiente manera.
NUNCA relacione su malestar con la mecánica que utiliza para tocar la guitarra o la forma que usa su cuerpo durante la ejecución. Atribúyaselo a otras razones. Por ejemplo: “estoy cansado”, “estuve tocando demasiado”, “tengo que tocar más”, “me tengo que acostumbrar”, “es parte del estudio”, “ya va a pasar”, “tengo que hacer más técnica”, “me ocurre porque son obras nuevas”. Esta particular manera de pensar el malestar en cuestión, le va a permitir poner el problema lejos suyo y nada es más útil en estos casos que alejarse de usted mismo.
Aplicando este criterio, si los malestares aparecen luego de una larga jornada de práctica, usted deberá explicárselos así: “lo que me pasa es que estudié mucho”; anulando de esta manera el peligroso ¿estaré estudiando mal? o el más nocivo aún ¿debería revisar “cómo hago lo que hago”?
También suele ser oportuno en estos casos el no menos popular “lo que pasa es que tendría que cambiar la manera de tocar pero …….a esta altura de mi vida” …… Este razonamiento es de mucha utilidad porque dada su extrema flexibilidad puede ser usado entre los 25 y los 80 años sin problema alguno. Y esta particularidad lo convierte en un pensamiento rendidor y de fácil aplicación.
¿Qué hacer si el malestar aumenta?
Muy simple, refuerce el estudio. Aumente las horas de práctica. Complique sus rutinas técnicas. Haga ejercicios de extensión con cejillas y dedos fijos, si el problema está más localizado en su mano izquierda, y de arpegios, acordes y notas repetidas si se trata de su mano derecha. Repita la misma rutina diariamente. Repita y repita. No olvide que el objetivo es cansar el Sistema y producir fatiga muscular, base de toda lesión funcional.
Considero que esta etapa es la ideal para emprender finalmente el estudio de “aquellas obras que por una u otra razón siempre le quedaron pendientes” y si las viene postergando desde hace diez a quince años porque le resultaban un tanto exigentes y muy trabajosas, mejor aún. Podrá empezarlas a estudiar con un monto extra de tensión y ansiedad muy conveniente en estos casos. También puede proponerse que ésta es la última oportunidad que se da para estudiarlas.
Razone de esta manera: por ejemplo si le molesta el antebrazo derecho o el pulgar y muñeca izquierda después de tocar, es porque “el músculo está débil y tengo que reforzarlo”, y lárguese a hacer ejercicios con “pesas” que suelen ser muy efectivos en estos casos para terminar de fatigarlo.
¿Qué hacer si el malestar se convierte en dolor?
Por lo pronto puede quedarse tranquilo, está en camino al éxito. Seguramente a esta altura del proceso ya ha notado dificultades técnicas que se repiten e incluso tienden a empeorar: pasajes que nunca terminan de salir, lentitud y pesadez en su mecánica, imposibilidad de lograr la interpretación musical deseada, (su “obra pendiente” que se aleja), bajo rendimiento y falta de control motor, además de dolor (si es que lo hubiera).
Pero, recuerde una vez más que su cuerpo es un Sistema (disculpe mi insistencia) y teniendo en cuenta esto, los dolores pueden estar en cualquier parte del mismo. No desespere si no aparecen en los brazos, muñecas o mano. Si ya están en su cuello o espalda, usted está en camino.
Si en este punto, (y por alguna de las razones antes mencionada) usted no aguanta más, le aconsejo hacer reposo dos días o una semana o un mes (como prefiera). Lo importante es que una vez terminado el reposo reinicie la práctica instrumental, tal cual lo venía haciendo. (de ser posible, piense que debe recuperar el tiempo perdido).
Si mientras descansa decide tomar remedios anti-inflamatorios recetados o no por su médico, no olvide hacerlo con el estómago vacío. Por lo menos, mientras tanto le mejora” temporalmente” el dolor muscular, usted puede amenizar con una gastritis. Nunca está de más agregarle un poco de poesía al drama.
¿Qué hacer para acelerar el proceso?
Tome en cuenta también los siguientes puntos que aunque parecen ingenuos, aplicados con constancia ayudan a desencadenar la lesión buscada.
• elija un instrumento que le resulte incómodo, de respuesta lenta, duro, y de proporciones inadecuadas para su contextura física.
• elija una silla inadecuada, haga lo mismo con la altura del banquito o el largo de la correa, (según el tipo de guitarra que utilice). Si usa aditamentos ergonómicos para sostener su guitarra, no se preocupe, existen formas sencillas de usarlos incorrectamente.
• Coloque el atril en algún punto que le permita mantener la vista, el cuello y de ser posible el tronco en esfuerzo (este pequeño detalle le asegura un monto extra de tensión que sin duda repercutirá en el rendimiento de sus manos).
• Cuando un pasaje no salga, simplemente repítalo hasta el cansancio. Y esto no es una metáfora. No hay nada más fatigante para los músculos que la repetición de movimientos de esfuerzo.
• Piense que la única manera de abordar el estudio de un instrumento es a través de la fuerza, el esfuerzo ,la voluntad y la repetición. De tanto en tanto y para aumentar un poquito la melancolía puede lamentarse por no haber nacido con “el ángel”, como otros. Y si usted nació con el “ángel”, tampoco se preocupe porque no es excluyente.
• Evite verse en videos o filmaciones tocando. He escuchado a muchos guitarristas decir que se habían dado cuenta de lo tensos e incómodos que estaban al verse tocar en un video. Y en este caso es mejor no darse cuenta de nada. Hay que seguir adelante y no recapacitar.
• Si a esta altura del proceso su lesión ya ha sido diagnosticada como un trastorno “ocupacional”, es aconsejable que piense que obviamente esto le ocurre porque toca la guitarra y que por lo tanto no tiene solución. No le recomiendo cuestionar su manera de tocar. Si quiere armar una lesión no se detenga en dudas jactanciosas, simplemente haga.
• Si se siente incómodo, piense que la posición de la guitarra es insoluble y por sí misma incómoda. Por ende hay que aguantar, total tarde o temprano uno se acostumbra. Y le aseguro que no se equivocará porque “tarde o temprano”, si insiste, se va a acostumbrar. (y no es éste el momento de reflexionar acerca de los costos de ciertas costumbres).
Y por último:
• Siempre piense que la guitarra se toca solamente con las manos y la cabeza y que el resto de usted está ahí porque no tiene otro lugar donde estar.
El propósito de esta guía no es profundizar en el tema sino proporcionarle un breve “ordenamiento” que facilite el logro de su objetivo. Rudimentos muy generales que usted podrá enriquecer con su experiencia personal. Podrá sugerirle ciertos caminos, pero nadie mejor que usted para encontrar los atajos. Puedo asegurarle que si sigue los pasos mencionados durante un tiempo prudencial, conseguirá su “lesión funcional crónica” y probablemente logre así cambiar de profesión y recuperar su alegría.
“la solución queda en sus manos”
El próximo artículo: Entrenamiento para guitarristas: El secreto de una mecánica disfuncional
Liliana Ardissone
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