Su música trasciende silenciosamente, como la semilla de trigo, prolongando su mensaje en el espacio y a través de las generaciones. Por el peso de su valor, sin los estímulos de la publicidad o difusión masiva.
¿Cuál es su misterio?: La verdad transmitida con autenticidad y encanto de sus melodías portadoras de una “fuerza de historia”, que reflejan imágenes pintoras del paisaje de la provincia de Buenos Aires. Resulta increíble que solamente a través de la música puramente para guitarra instrumental pueda traducirse tanta belleza, emoción y verdad. Como si se estuviera contemplando una obra pictórica de imágenes en vivo.
Fleury nació en Dolores, provincia de Buenos Aires, el 5 de abril de 1903. Provenía de un familia trabajadora: su madre Juana Peón, planchadora y Francisco el padre, hombre “de mil oficios”, se ganaba la vida como panadero.
A los 11 años le brotó la vocación musical, al pasar por la peluquería del pueblo sintió el sonido de una guitarra paisana que se le prendió al recuerdo para toda la vida. Desde ese instante le insistió a su madre para que le comprara una guitarra. Y ella le dio las primeras lecciones, pasándole los tonos de un estilo y una milonga.
Desde ese entonces, hasta el fin de sus días, las seis cuerdas se convirtieron en una pasión desvelada. Más tarde fue consolidando conocimientos en contacto con músicos populares de Dolores y otros intuitivos que pasaban por allí. Con el tiempo el destacado músico argentino Honorio Siccardi le dio lecciones de armonía. A los 20 años abandonó su pueblo y también se le despertaron las ansias de andar caminos. Residió alternativamente en Mar del Plata, Tres Arroyos, Tandil, La Plata, Buenos Aires, dando conciertos y lecciones a numeroso alumnado.
Otras de las pasiones de este músico-artista fue el ajedrez. En el año 1932 salió campeón de este juego ciencia en un torneo realizado en Tandil. Por el año 1945, en San Carlos de Bariloche, en una partida simultánea donde participó el Campeón Nacional de Ajedrez, Jacobo Bolbochán, el músico de Dolores salió vencedor.
En 1933 se radicó definitivamente en Buenos Aires, dándose a conocer por todo el país gracias a la generosidad de Fernando Ochoa que lo hizo participar en sus audiciones radiales. En ese momento comenzó múltiples y variadas actividades realizadas en corto tiempo. Con su guitarra misteriosa ofreció conciertos individuales por toda la Argentina, en los rincones más insólitos. Además de hacer los fondos musicales de los poemas gauchescos recitados por Fernando Ochoa, creó y dirigió los famosos “Escuadrones de Guitarras” constituidos por entre 12 y 15 intérpretes.
Luego participó en los “fines de fiesta” de las obras teatrales de Claudio Martinez Paiva: “Joven, viuda y estanciera” y “Ya tiene comisario el Pueblo”, participando junto a las primeras figuras de la escena nacional como Eva Franco, los actores Santiago Arrieta, Marcos Kaplan, Pedro Tocci, Malvina Pastorino, Tita Merello y otros.
Por corto tiempo formo el Cuarteto Popular Argentino con el destacado compositor tanguero Sebastián Piana (piano), Pedro Maffia (bandoneón) y Angel Corletto (contrabajo). Sus giras internacionales comenzaron en 1948, primero actuó en Chile, luego Uruguay y Brasil, país este que recorrió en casi toda su extensión, penetrando incluso en la selva del Matto Grosso. Finalmente Europa: España, parte de Francia y Bélgica, Portugal.
Fleury fue uno de los primeros difusores de la música latinoamericana en el continente europeo, interpretando autores argentinos como Adolfo Victoriano Luna, Pedro Herrera, Jorge Gomez Crespo, Tremsal, Juan de Dios Filiberto, Joaquín Lopez Flores, los paraguayos Agustin Barrios, Felix Perez Cardoso, Pablo Escobar, los uruguayos Eduardo Favini, Rubén Menéndez, Isaias Savio, Martinez Oyhanguren, Hector G. Costa, los brasileños Alberto Scupinari, Villa Lobos, Dilermando Reis, Lorenzo Fernandez, el boliviano Eduardo Caba y Antonio Lauro, de Venezuela. En su repertorio también incluía autores clásicos: Bach, Mozart, Haendel, Sor, Tárrega, Schubert.
Fleury fue un constante caminador con su instrumento por los senderos de su país y el mundo. Realizó conciertos en el exterior por medios propios, sin ningún tipo de ayuda oficial. Recorrió parte de Europa en los años 1952 y 1953, dejando una grata impresión en todos los lugares que visitó, dando un gran ejemplo de humildad y talento. En España el gran musicólogo y crítico de arte español Eduardo Lopez Chavarri sostuvo: “Su concierto fue una magnífica lección de estilo, sugerencias maravillosas nacían de su encordado que en sus manos vuelve a ser el instrumento misterioso que apenas desde el gran Tárrega nos es dado oír” (diario “Las Provincias” 12/2/1953).
Este músico bonaerense no fue un folklorista, sino un artista de formación clásica, sin embargo con su talento supo traducir fielmente el espíritu de la pampa húmeda y darle trascendencia universal a través de sus melodías. Por ello en los años 30, cuando visitó Argentina el gran poeta español Federico García Lorca, en una reunión donde también se encontraba Fernando Ochoa, oyó interpretar al guitarrista temas de su repertorio. Cuando terminó, el lírico español lo estrecho en un abrazo y le dijo: “Chico, tu no perteneces a América, sino al mundo”. La realidad no lo desmintió, se vio reflejada en hechos insólitos: “Estilo Pampeano”, una de sus obras cumbres, figura hace más de treinta años como composición obligatoria en la Escuela Musical de Tomsk, Siberia, Rusia. El autor nunca estuvo en ese país.
Poetas de gran nivel como los uruguayos Yamandú Rodriguez, Víctor Lima, Wenceslao Varela le brindaron sus mejores versos. Yamandú afirmó en una glosa poética: “Abel Fleury no es un guitarrista más, es la guitarra toda por donde se asoma el alma de la patria”. Pedro Boloqui, poeta de Chascomús, también le dedico sentidos poemas, lo mismo que el tucumano Emilio Rubio. A ellos se suma el cantor y payador oriental López Terra y el cantor y compositor santiagueño Rodolfo Ovejero. El profesor Lorenzo Girola, de Coronel Pringles, provincia de Buenos Aires, (fallecido hace pocos años), cuando murió el músico de Dolores, le dedicó el triste “Adiós a Fleury”, para guitarra solista, una página muy sentida. Ultimamente el cantor sureño Argentino Luna lo evoca en su milonga “Patron del clavijero”, otro tanto hizo Horacio Guarany dedicándole un tema.
El 9 de agosto de 1958, a los 55 años de edad, este gran sensitivo del encordado partió de la vida. Más de cuarenta años transcurrieron desde su deceso, en forma asombrosa el arte de Fleury sigue conquistando nuevos y lejanos horizontes. Su música sigue sonando más allá del olvido y la indiferencia, latiendo eternidades.
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