“Además de Segovia, reconozco solamente a Manuel López Ramos, como un artista que sabe hacer noble instrumento de la guitarra. Nunca olvidaré la impresión que me causó cuando lo escuché por primera vez en México”.
Creo que esta opinión surgida del gran director de orquesta, ya desaparecido, es un enaltecimiento, cierto y justiciero del arte interpretativo de este artista de la guitarra que es el maestro Manuel López Ramos.
Me viene a la memoria en este momento, una entrevista que se le realizara al violinista Isaac Stern cuando se le preguntó: en qué consistía la diferencia entre un buen instrumentista y el artista, a lo que respondió simplemente “el talento”. Con trabajo intenso y en los casos de facilidad natural, con menos labor técnica, se puede lograr un excelente mecanismo como para hacer frente a todo tipo de dificultad de una partitura, pero si a ello no se le agrega el talento o se carece de él, la nominación de “artista”, inexorablemente se diluye y no se logra.
En el caso del maestro Manuel López Ramos, la idea de lo artístico le surge a muy temprana edad, cuando en 1941 y teniendo entonces 12 años de edad, tiene oportunidad de escuchar al insigne Andrés Segovia. Así lo recuerda él con estas palabras: “La impresión que me causó su arte maravilloso impactó mi alma como si hubiera presenciado un milagro y me dije: “Algún día voy a tocar como el maestro Segovia”.
Hoy este artista argentino ya cuenta con 71 años y sigue repitiendo lo mismo, “Algún día voy a tocar como el maestro Segovia”.
Y esta idea es la que obraría para que consagrara su tiempo, con esfuerzo y trabajo, minuto a minuto, hora por hora, y día por día, al descubrimiento de las infinitas bellezas de la guitarra. Y es por esta su enorme personalidad que, tal vez o como ningún otro guitarrista ha sabido penetrar en la filosofía estético-musical del maestro de Linares. Así renunció a todo tecnicismo que pudiera señalarlo, justamente como un virtuoso del instrumento y sin los fundamentos de la creación que deben asimilarse a las ideas artísticas de una interpretación intensamente expresiva.
Creo que la opinión del mismo Andrés Segovia no deja dudas: “Manuel López Ramos sirve a la guitarra con talento y amor”.
Así y con la permanente inspiración que surgía de la admiración por Segovia, le permitió la obtención de un sonido magnífico, rico, vigoroso, intensamente expresivo, en el que nada sonaba áspero o desagradable, y que unido a su sensibilidad y a su natural intuición creativa le permitió plasmar sus personales ideas en las que mantenía un perfecto equilibrio entre el intelecto y la emoción de un fuerte romanticismo que lo convierten en músico espiritual con total ausencia de un estereotipado materialismo.
Podemos entonces asegurar y sin que pueda surgir ningún tipo de reparo que Manuel López Ramos captó el divino mensaje del maestro de Linares y convirtió su alma en prendada y cautiva y a través de ella volcó todo su pensamiento y su inmensa pasión por el instrumento.
Tengo ante mi vista, el comentario que apareció hace ya muchos años en la revista de arte Notas en ocasión de un concierto que López Ramos realizara para el Mozarteum de esta capital: “Manuel López ramos es un Cortot de la guitarra”.
Tal vez en las épocas actuales, en las que muchos público se deslumbra por la técnica por no decir la pirotecnia, no alcance a intuir, lo acertado que es pedir belleza combinada con el mecanismo adecuado, mucho mas que éste último divorciado de toda belleza. La mera herramienta no es suficiente; lo que cuenta es el instinto del talento, la intuición artística que señalarán como debe ser utilizada.
Y Manuel López Ramos, al igual que Segovia no se sentía esclavo de rutinas y tradiciones y no se sentía esclavo de la sacrosanta nota impresa; se tomaba la gran libertad y margen con respecto a los signos vertidos en una partitura, algo que solamente los grandes artistas pueden hacer, en tanto los puristas arruguen el ceño.
De esa indagación artística se logra encontrar el sentir de su propia naturaleza hacia los sentimientos de la música y así se encuentran los caminos en el arte de la interpretación, porque la emoción y el canto del alma no yacen en los signos de un papel. Por supuesto en los que no están señalados con el talento de un artista podría ser una invitación a la facilidad y a una inconciente imprudencia.
Debemos saber, asimismo, que si Manuel López Ramos con la guitarra nos introduce en un mundo profundo de su arte interpretativo, mediante la palabra se constituye en el guía majestuoso, lleno de sabiduría de quienes reciben sus enseñanzas, sus consejos y su ejemplo, todo ello producto de una calidad humana y una generosidad ilimitada.
Tal es así, que radicado desde hace muchos años en la ciudad de México, fundó su Escuela de Arte Guitarrístico, en la cual se han formado guitarristas hoy de proyección internacional, muchos ganadores de concursos importantes a nivel mundial.
En mérito a ello en el año 1969 se le otorgó el diploma que anualmente otorga la Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música a las personalidades mas destacadas. También como concertista y pedagogo en 1971 fue distinguido por la orquesta de Cámara del Palacio de Bellas Artes de México con medalla de oro.
Desde 1978 a dictado cursos en los Estados Unidos en las Universidades de Arizona, Santa Clara – California, Spring Hill College de Alabama, Michigan y San Francisco – California, Colegio del Estado de San José. También en la Universidad Autónoma de México, Clermosnt Graduate School, Universidad de Tampa – Arizona. En el Conservatorio Nacional de Venezuela y en la Escuela Nacional de Música de Zurich en Suiza. Anualmente en su conocido estudio en la ciudad de México dicta un curso especialmente para guitarristas norteamericanos.
En nuestro país a dictado tres cursos de interpretación a los que acudieron guitarristas participantes y oyentes en número que no ha tenido paralelo hasta la fecha. Al respecto debemos participar, que ha sido invitado por la Universidad de Buenos Aires para realizar un curso, que en principio tendrá lugar a mediados de mayo del próximo 2001 y se llevaría a cabo en la sala Ricardo Rojas de esta capital.
Es posible que esta visita coincida con la aparición de un libro relacionado con su exitosa metodología y cuya recopilación y ordenamiento corresponde al autor de esta nota.
Manuel López Ramos, cuya trayectoria a nivel internacional es vastamente conocida ha tocado en las mas importantes ciudades del mundo, incluidas las de Australia y tres giras por la ex Unión Soviética. Ha participado en conciertos con orquesta con directores como Bandini, Gianeo, Savín, Gómez, Lavista, Bredo, Lombardi, Goldman, Ruiz y Vázquez. Lo fue en la Sonata para guitarra y quinteto de arcos (ampliada a orquesta) del maestro argentino Adolfo V. Luna, el concierto de Ponce, el de Castelnuovo Tedesco y el de Bocherini original para cello y que fuera arreglado para guitarra por el célebre cellista español Gaspar Casadó para Andrés Segovia.
Ha grabado nueve long play y tres 45 rpm., uno de ellos dedicado exclusivamente al compositor mexicano Manuel Ponce, quien lo consideraba un gran intérprete de su música. Estas grabaciones se produjeron en Francia, en los Estados Unidos y en México. En uno de ellos figura el quinteto de Castelnuovo Tedesco con la participación del célebre cuarteto de cuerdas francés Parrenein y otro con la sonata para guitarra y clavecín con el clavecinista asimismo francés Vernon Lacroix.
Pienso que a través del contenido de esta nota puede reflejarse, de alguna manera la personalidad del maestro Manuel López Ramos.
Emilio Colombo
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